Si
el Seño r no construye la casa, *
en
vano se cansan los albañiles;
si
el Seño r no guarda la ciudad, *
en
vano vigilan los centinelas.
Es
inúti l que madruguéis, *
que
veléi s hasta muy tarde,
que
comáis el pan de vuestros sudores: *
¡Dio
s lo da ' a sus amigo s mientras duermen!
La
herencia que da el Seño r son los hijos; *
su
salario , el fruto del vientre:
son
saetas en manos de un guerrero *
los
hijos de la juventud.
Dichoso
el hombre que llena con ellas su aljaba: †
no
quedará derrotado *
cuando
litigue con su adversario en la plaza.
[(MÚSICA)]