Salmo 48


Oí d esto , todas las naciones;
escuchadlo , habitantes del orbe: *
plebeyos y noble s, ricos y pobres;
mi boca ' habla sabiamente, *
y serán muy sensatas mis reflexiones;
prestaré oído al proverbio *
y propondré mi problemaᴗal so n de la tara.
¿Por qué  habré de temer los as aciagos, *
cuando me cerque n y acechen los malvados,
que confían en su opulencia *
y se jactan de sus inmensas riquezas,
si nadie puede salvarse *
ni dar a Dio s un rescate?
Es tan caro el rescate de la vida,
que nunca les bastará *
para vivir perpetuament sin baja r a la fosa.
Mira d: los sabios mueren,
lo mismo que perecen los ignorantes y necios, *
y legan sus riquezas a extraños.
El sepulcro es su morada perpetua y su casa de ' eda d en edad, *
aunque hayan dado nombre a países.
El hombre no perdurará en la opulencia, *
sino que perece como los animales.
Estees el camino de los confiados, *
el destino de los hombres satisfechos:
son un rebaño para el abismo,
la muertees su pastor, *
y bajan derechos a la tumba;
se desvanece su figura, *
y el abismo es su casa.
Pero a mí , Dio s me salva,
me saca de las garras del abismo *
y me lleva consigo.
No te preocupes
si seenriquece un hombre *
y aumenta el fasto de su casa:
cuando muera,
no se llevará  nada, *
su fasto n baja con él.
Aunqueen vida se felicitaba: *
«Pondera n lo bie n que lo pasas»,
irá  ' a reunirse con sus antepasados, *
que no verá n nunca la luz.
El hombre rico e inconsciente *
es como un anima l que perece.

[(MÚSICA)]