Seño
r, cuá ntos son mis enemigos, *
cuá
ntos se levantan contra mí;
cuá
ntos dicen de mí: *
«Ya
no lo protege Dios.»
Pero
Tú , Seño r, eres mi escudo y mi gloria,
*
Tú
mantienes alta mi cabeza.
Si
grito invocando al Señor, *
É
l meᴗescucha desde su monte santo.
Puedo
acostarme y dormir y despertar: *
el
Seño r me sostiene.
No
temeré al pueblo innumerable *
que
acampa ' a mi alrededor.
Levántate
, Señor; *
sálvame
, Dio s mío:
Tú
golpeaste a mis enemigos en la mejilla, *
rompiste
los dientes de los malvados.
De
Ti , Seño r, viene la salvación *
y
la bendició n
sobre tu pueblo.
(MÚSICA)