Salmo 26


El Seño r es mi luz y mi salvació n, ¿a quié n temeré?
El Seño r es la defensa de mi vida, *
¿quié n me ha temblar?
Cuando me asaltan los malvados
para devorar mi carne, *
ello s, enemigos y adversario s, tropiezan y caen.
Si un ejército acampa contra mí, *
mi corazón no tiembla;
si me declaran la guerra, *
me siento tranquilo.
Una cosa pido al Seño r, eso buscaré: *
habitar en la casa del Seño r por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor *
contemplando su templo.
É l me protegerá en su tienda el día del peligro;
meᴗesconderá en lo escondido de su morada, *
me alzará  sobre la roca;
y así levanta la cabeza *
sobreᴗel enemigo que me cerca;
en su tienda sacrificaré sacrificios de aclamación: *
cantaré  y tocaré  para el Señor.
Escúchame , Seño r, que te llamo; *
ten pieda d, respóndeme.
Oigo en mi corazón: *
«Buscad mi rostro.»
Tu rostro buscaré , Señor, *
no meᴗescondas tu rostro.
No rechaces con ira ' a tu siervo, *
que Tú  eres mi auxilio;
no me deseches, *
no me abandone s, Dio s de mi salvación.
Si mi padre y mi madre me abandonan, *
el Seño r me recogerá.
Seño r, enséñame tu camino,
guíame por la senda llana, *
porque tengo enemigos.
No meᴗentregues a la saña de mi adversario,
porque se levantan contra mí testigos falsos, *
que respiran violencia.
Espero gozar de la dicha del Señor *
en el paí s de la vida.
Espera en el Seño r, valiente, *
ten ánimo , espera en el Señor.