Seño
r,
escucha mi
apelación,
*
atiende
a mis
clamores,
presta
oído a
mi
súplica,
*
queᴗen
mis labios no
hay
engaño:
emane
de Ti
la
sentencia,
*
miren
tus ojos
la rectitud.
Aunque
sondees
mi corazón,
*
visitándolo
de
noche,
aunque
me pruebes
al fuego,
*
no
encontrarás malicia
en mí.
Mi
boca no ha faltado
†
como
suelen
los hombres;
*
según
tus mandato
s,
yo me ' he mantenido en la senda establecida.
Mis
pies estuvieron firmes en tus
caminos,
*
y
no vacilaron
mis pasos.
Yo
te
invoco
*
porque
Tú
me
responde
s,
Dio
s
mío;
inclina
el
oído
*
y
escucha mis
palabras.
Muestra
las maravillas de tu misericordia,
†
Tú
que
salvas de los adversarios
*
a
quien se refugia ' a tu
derecha.
Guárdame
como a las niñas de tus ojos,
†
a
la sombra de tus alas escóndeme de los malvado
s
que me
asaltan,
*
del
enemigo morta
l
que
me
cerca.
Han
cerrado sus
entrañas
*
y
hablan con boca ' arrogante;
ya
me rodean
sus pasos,
*
se
hacen guiño
s
para derribarme,
como
un león ávido
de
presa,
*
como
un cachorro agazapado en su escondrijo.
Levántate
,
Seño
r,
hazle frente
,
doblégalo,
†
que
tu espada me libre del
malvado,
*
y
tu mano
,
Seño
r,
de los
mortales;
mortales
deᴗeste
mundo:
*
sea
su lote ' esta
vida;
de
tu despensa les llenarás el vientre,
†
se
saciarán
sus
hijos
*
y
dejarán a sus pequeño
s
lo
que
sobra.
Pero
yo con mi apelación vengoᴗa tu
presencia,
*
y
al despertar me saciaré de tu
semblante.