Escucha
, oh Dio s, la voz de mi lamento, *
protege
mi vida del terrible ' enemigo;
escóndeme
de la conjura de los perversos y del motín de los malhechores:
†
afilan
sus lenguas como espadas *
y
disparan como flechas palabras venenosas,
para
herir a escondidas al inocente, *
para
herirlo por sorpresa y sin riesgo.
Se
animan al delito, †
calcula
n có mo esconde r trampas, *
y
dice n: «¿Quié n lo descubrirá?»
Inventan
maldades †
y
ocultan sus invenciones, *
porque
su mente y su corazón no tienen fondo.
Pero
Dio s los acribilla ' a flechazos, *
por
sorpresa los cubre deᴗheridas;
su
misma lengua los lleva ' a la ruina, *
y
los que lo ve n menean la cabeza.
Todo
el mundo se atemoriza, †
proclama
la obra de Dios *
y
medita sus acciones.
El
justo se alegra con el Señor, †
se
refugia en Él, *
y
se felicitan los rectos de corazón.
[(MÚSICA)]