Dio
s mío , los gentiles han entrado en tu heredad, †
han
profanado tu santo templo, *
han
reducido Jerusalén a ruinas.
Echaron
los cadáveres de tus siervos en pasto a las aves del cielo,
*
y
la carne de tus fieles a las fieras de la tierra.
Derramaron
su sangre como agua en torno a Jerusalén, *
y
nadie la enterraba.
Fuimos
el escarnio de nuestros vecinos, *
la
irrisión y la burla de los que nos rodean.
¿Hasta
cuá ndo , Seño[
r? †
¿Va
s a estar siempre ' enojado? *
¿Arderá
como fuego tu cólera?
No
recuerdes contra nosotros las culpas de nuestros padres; †
que
tu compasión nos alcance pronto, *
pues
estamos agotados.
Socórreno
s, Dio s, Salvado r nuestro , por el honor
de tu nombre; *
líbrano
s y perdona nuestros pecados a causa de tu nombre.
¿Por
qué
han
de decir los gentile
s:
«Dó
nde '
está
su
Dios»? †
Que
a nuestra vista conozcan los
gentiles
*
la
venganza de la sangre de tus siervos derramada.
Llegue
a tu presencia el gemido del
cautivo:
*
con
tu brazo poderoso
,
salva ' a los condenados
a muerte.
Mientra
s,
nosotro
s,
pueblo tuyo
, '
ovejas de tu rebaño,
†
te
daremos gracias
siempre,
*
cantaremos
tus alabanzas de generació
n
en
generación.
[(MÚSICA)]