Salmo 77


Escucha , pueblo mío , mi enseñanza, *
inclina el oído a las palabras de mi boca:
que vo a ' abrir mi boca ' a las sentencias, *
para que broten los enigmas del pasado.
Lo que oímo s y aprendimos, *
lo que nuestros padres nos contaron,
no loᴗocultaremos a sus hijos, *
lo contaremos a la futura generación:
las alabanzas del Seño r, su poder, *
las maravillas que realizó;
porque ' É l estableció una norma para Jacob, *
dio una ley a Israel.
É l mandó a nuestros padres *
que lo enseñaran a sus hijos,
para que lo supiera la generación siguiente, *
los hijos que nacieran después.
Que surja n y lo cuenten a sus hijos, *
para que pongan en Dio s su confianza
y noᴗolviden las acciones de Dios, *
sino que guarden sus mandamientos;
para que no imiten a sus padres, *
generación rebelde y pertinaz;
generación de corazón inconstante, *
deᴗespíritu infiel a Dios.
Los arqueros de la tribu deᴗEfraín *
volvieron la espalda en la batalla;
no guardaron laᴗalianza de Dios, *
se negaro n a seguir su ley,
echando en olvido sus acciones, *
las maravillas que les haa mostrado,
cuando hizo portentos a vista de sus padres,
en el país deᴗEgipto, *
en el campo de Soán:
hendió el ma r para ' abrirles paso, *
sujetando las aguas como muros;
los guiaba de día con una nube, *
la noche con el resplandor del fuego;
hendió la roca en el desierto, *
y les dio a beber raudales de agua;
sacó arroyos de la peña, *
hizo correr las aguas como os.
Pero ellos volvieron a peca r contra Él, *
y en el desierto se rebelaron contra el Alsimo:
tentaron a Dio s en sus corazones, *
pidiendo una comida ' a su gusto;
hablaron contra Dios: *
«¿Podrá  Dio s preparar una mesa en el desierto?
É l hirió la roca,
bro el agua *
y desbordaron los torrentes;
per ¿podrá tambié n darnos pan, *
proveer de carne a su pueblo?»
Loᴗoyó el Seño r, y se indignó; *
un fuego seᴗencendió  contra Jacob,
hervía su cólera contra Israel,
porque no tean feᴗen su Dios *
ni confiaban en su auxilio.
Pero dio orden a las altas nubes, *
abrió las compuertas del cielo:
hizo llover sobre ellos ma, *
les dio un trigo celeste;
y el hombre comió pan de ángeles, *
les mandó provisiones hasta laᴗhartura.
Hizo soplar desdeᴗel cielo el levante, *
y dirigió con su fuerza el viento sur;
hizo llover carne como una polvareda, *
y volátiles como arena del mar;
los hizo caer en mitad del campamento, *
alrededo r de sus tiendas.
Ellos comiero n y se hartaron, *
así satisfizo su avidez;
pero , con laᴗavidez recién saciada,
con la comidaᴗaún en la boca, *
la ira de Dio s hirvió  contra ellos:
mató a los más robustos, *
doblegó a la flor de Israel.
Y , con todo , volvieron a pecar, *
y no dieron fe a sus milagros:
entonces consumió sus días en un soplo, *
sus años en un momento;
y , cuando los hacía mori r, lo buscaban, *
y madrugaba n para volverse hacia Dios;
se acordaba n de que Dio s era su roca, *
el Dio s Altísimo , su redentor.
Lo adulaban con sus bocas, *
pero sus lenguas menan:
su corazón no era sincero con Él, *
ni eran fieles a su alianza.
É l, en cambio , sentía lástima,
perdonaba la culpa *
y no los destruía:
una y otra vez reprimió su lera, *
y no despertaba todo su furor;
acordándos de que ' eran de carne, *
un aliento fuga z que no torna.
¡Qué  rebeldes fueron en el desierto, *
enojando a Dio s en la estepa!
Volvía n a tentar a Dios, *
a irritar al Santo de Israel,
sin acordarse de aquella mano *
que un día los rescató  de la opresión:
cuando hizo prodigios en Egipto, *
portentos en el campo de Soán;
cuando convirtió en sangre los canales y los arroyos, *
para que no bebieran;
cuando les mandó  banos
que les picasen, *
y ranas que los hostigasen;
cuando entregó a la langosta sus cosechas, *
y al saltamontes el fruto de sus sudores;
cuando aplastó con granizo sus viñedos, *
y con escarcha sus higueras,
cuando entregó sus ganados al pedrisco, *
y al rayo sus rebaños;
cuando lanzó contra ellos el incendio de su ira, *
su cólera , su furo r, su indignación,
y , despachando a los siniestros mensajeros, *
dio curso libre a su ira:
no los sal de la muerte, *
entregó sus vidas a la peste;
cuando hirió a los primogénitos en Egipto, *
a las primicias de la virilidad en las tiendas de Cam.
Sacó como un rebaño a su pueblo, *
los guió comoᴗun hato por el desierto,
los condujo seguro s, sin alarmas, *
mientras el mar cubría ' a sus enemigos;
los hizo entrar por las santas fronteras, *
hasta el monte que su diestra ' había ' adquirido;
ante ellos rechazó a las naciones,
les asignó por suerte su heredad: *
instaló en sus tiendas a las tribus de Israel.
Pero ellos tentaron al Dio s Alsimo
y se rebelaron, *
negándos a guarda r sus preceptos;
desertaron  
y traicionaron como sus padres, *
fallaron como un arco engañoso;
con sus altozanos lo irritaban, *
con sus ídolos provocaban sus celos.
Dio s los oyó  y se indignó, *
y rechazó totalmente a Israel;
abandonó su morada de Silo, *
la tienda en que habitaba con los hombres;
abandonó sus valientes al cautiverio, *
su orgullo , a las manos enemigas;
entregó su pueblo a la espada, *
encolerizado contra su heredad;
el fuego devoraba ' a los venes, *
y las novias ya no tean cantos;
los sacerdotes caían a espada, *
y sus viudas n los lloraban.
Pero el Seño r se despertó como de un sueño, *
como un soldado vencido por el vino:
hirió al enemigo en la espalda, *
infligiéndole una derrota perdurable.
Repudió las tiendas de José, *
no escogió la tribu deᴗEfraín;
escogió la tribu de Judá *
y el monte Sio n, su preferido.
Construyó su santuario como el cielo, *
como a la tierra lo cimentó  para siempre.
Escogió a Davi d, su siervo, *
lo sacó de los apriscos del rebaño;
de andar tras las ovejas,
lo llevó a pastorear a su pueblo , Jacob, *
a Israe l, su heredad.
Los pastoreó con corazó n íntegro, *
los guiaba con mano inteligente.

[(MÚSICA)]