Bendigo
al Seño r en todo momento, *
su
alabanza está siempre ' en mi boca;
mi
alma se gloría en el Señor: *
que
los humildes lo escuche n y se alegren.
Proclamad
conmigo la grandeza del Señor, *
ensalcemos
juntos su nombre.
Yo
consulté al Seño r, y me respondió, *
me
libró de todas mis ansias.
Contempladlo,
†
y
quedaréis radiantes, *
vuestro
rostro no se avergonzará.
Si
el afligido invoca al Señor, †
É
l lo escucha *
y
lo salva de sus angustias.
El
ángel del Seño r acampa en torno a sus fieles
*
y
los protege.
Gusta
d y ved †
qué
bueno es el Señor, *
dichoso
el que se acoge a Él.
Todos
sus santo s, temed al Seño[
r, †
porque
nada les falta *
a
los que le temen;
los
ricos empobrecen *
y
pasan hambre,
los
que buscan al Señor *
no
carecen de nada.
Veni
d, hijo s, escuchadme: *
os
instruiré ' en el temo r del Señor;
¿hay
alguie n que ame la vida *
y
desee días de prosperidad?
Guarda
tu lengua del mal, *
tus
labios de la falsedad;
apártate
del ma l, obra el bien, *
busca
la pa z y corre tras ella.
Los
ojos del Seño r miran a los justos, *
sus
oídos escuchan sus gritos;
pero
el Seño r seᴗenfrenta con los malhechores, *
para
borrar de la tierra su memoria.
Cuando
uno grita, †
el
Seño r lo escucha *
y
lo libra de sus angustias;
el
Seño r está cerca de los atribulados, *
salva
' a los abatidos.
Aunqueᴗel
justo sufra muchos males, *
de
todos lo libra el Señor;
É
l cuida de todos sus huesos, *
y
ni uno solo se quebrará.
La
maldad da muerte al malvado, †
y
los que odian al justo *
será
n castigados.
El
Señor redime a sus siervos, *
no
será castigado quien se acoge a Él.
[(MÚSICA)]